Al hacer la Oración de protección por los hijos, estamos poniendo un manto protector a nuestros hijos, que es lo que más amamos. Es necesario hacerlo a diario y con toda la fe en Dios.
Plegaria de protección por los hijos
Señor Dios todopoderoso, te doy gracias por todo lo que haces en mi vida,
por todo lo que me das, gracias por mi familia.Oración de protección por los hijos. Edición por Creemos.net. Original por halfpoint. Envato.
Señor Dios, dame la capacidad de comprender
de manera correcta a las personas que están a mi lado, actuando y hablando,
concédeme del don de paciencia, serenidad amor y paz.Dios padre celestial te pido que bendigas y santifiques a mis hijos,
fruto del amor puro, ayúdame para que pueda ser el mejor padre.Mi señor y protector, dejo en tus manos benditas
mi familia para que diariamente
Intervengas para el bien y la estabilidad de ella
que conlleve a mis hijos hacia ti señor.Abundantes bendiciones, que riegue los desiertos
que puedan existir y haga reverdecer el amor familiar,
te pido señor que mi familia permanezca unida
como la auténtica familia de Nazaret,
hogar de tu hijo Jesucristo nuestro.Amén.
¿Por qué hacer esta oración para los hijos?
La oración de la protección por los hijos se hace en una encomienda a nuestro Señor Jesucristo en una petición para que los más pequeños de la casa tengan una protección celestial y no estén bajo asedio del mal que los rodea, de esta forma sin importar de nuestra ausencia o presencia en el momento que sean acechados tengan el manto divino de nuestro Señor sobre ellos.
La Misión de la familia
Como se ha visto, la familia es la primera escuela de los valores humanos, en la que se aprende el buen uso de la libertad. La familia es corresponsable de la educación de los hijos , porque es el primer lugar donde se les debe educar y socializar unos con otros para establecer una buena convivencia, siendo indispensable aprender a comunicarnos, a compartir, a tolerar, a respetar, y a cooperar, unos con otros.
En el seno familiar, son los padres quienes deben iniciar la educación de sus hijos, por tal razón, tienen el compromiso propiciar un clima familiar muy ameno, donde fomenten en ellos valores cristianos que les permitan conocer a Dios, donde además se fomente el respeto para enseñarlos a ser personas de bien, cultivando y potenciando sus virtudes, a fin de que aprendan a adaptarse a la sociedad.
Por el contrario, si la educación no se imparte en el hogar, se le dificultará en gran medida lograrla en otra parte, por eso la formación ciudadana es la mayor responsabilidad del núcleo familiar. Los hijos no le pertenecen a nadie, ni a la familia, ni a la escuela, ni al estado, pero les corresponde a los progenitores asumir la tarea de ayudar a sus hijos a formarse y cultivarse con valores humanos que les permitan ser buenos ciudadanos, es decir personas de bien, desde la edad temprana. La formación de los hijos muchas veces se hace cuesta arriba por la dinámica de la vida de hoy en día, por la influencia mediática, los horarios de trabajo de los padres, entre otras cosas, debido a que vivimos en un mundo muy complejo en el que nos cuesta sobrevivir.
Los padres tienen el deber de educar a sus hijos enseñándolos a preparase para que puedan encarar situaciones de riesgos, por los diversos factores del entorno al que pudieran estar expuestos, tales como: la violencia de diversa índole que se vive día a día,el consumo de drogas, entre otras. <es fundamental fomentar en los hijos, procesos de análisis y reflexión, coadyuvando el crecimiento personal, orientándolos para que tengan criterios de personalidad propia, y de esta forma, tenga los elementos necesarios para que pueda defenderse y así actuar con habilidad e inteligencia en los momentos críticos.
La responsabilidad de formar a los hijos para que sean buenas personas, es un compromiso muy grande, pero también la más noble y hermosa de todas las tareas cuya recompensa esta en verlos como personas de bien, alejado de todo lo malo. Ademas de esto, los padres, tienen el deber de cuidar a los hijos, esta protección implica, llamarles la atención orientándolos cuando algo está mal, premiarlos y elogiarlos cuando hacen cosas buenas y castigarlos sin ningún tipo de maltratos cuando hayan comportamientos inapropiados. Entre padres e hijos es indispensable una comunicación efectiva, para que reine la confianza, armonía y equilibrio en el seno de la familia.