Cuando hablamos del Rosario meditado, debemos tener claro de que se trata de la concentración. Debemos enfocarnos en cada uno de los misterios que este envuelve, para entonces transportarnos a esos momentos.
Momentos en los que el Santo Rosario nos muestra las situaciones más importantes de María y Jesús. Donde en ocasiones hubo mucho sufrimiento, pero también dicha y gozo.
Rosario meditado. Edición por Creemos.net. Original por @pamelasphotopoetry a través de Twenty20.
El rosario meditado nos invita a experimentar uno de los momentos contemplativos más profundos que puede vivir cualquier creyente católico. Pues como devotos del rosario estaremos entregando en cada latir del corazón, nuestro amor por Jesús y María.
Por esta razón, hemos querido brindarte algunas ideas que pueden ayudarte si deseas realizar un Rosario meditado. De seguro, será una de las experiencias religiosas más hermosas que podrás tener durante tu encuentro con el Señor.
Objetivos del Rosario Meditado
El objetivo fundamental del Rosario meditado es erigir nuestro espíritu hacia Dios. Para ello, debemos recurrir a la adoración contemplativa, la comprensión e internalización de los misterios de nuestra fe.
En este sentido, cuando el Rosario meditado es reservado a la luz de su ilimitado contenido, no es para menos que los Santos hayan menguado en esta oración. Incluso, hay quienes aseguran que luego dela celebración eucarística, lo más placentero para Dios es el misal a la Virgen.
En base a lo anterior, podemos establecer claramente que el Rosario meditado profundiza en el conocimiento del hombre y su amor por las escrituras. De allí la importancia que la tradición de la oración tiene para los católicos y lo que significa para su fe.
Ser más contemplativos en nuestras oraciones, nos llevará a estar más unidos de corazón con nuestro Señor Jesucristo y la Excelsa Madre Virgen María.
¿Cómo meditar el Santo Rosario?
Lo primero que debemos hacer es centrarnos en la palabra de Dios. Dentro del Rosario meditado se refiere a la concentración en cada uno de los misterios. Es decir, contemplar para que podamos dialogar con Cristo a través de su palabra.
En segundo lugar, debemos serenar nuestra mente. Para ello es recomendable estar en un lugar pacifico. El Rosario meditado pide de ti soltar presiones y cualquier cosa que desvié tu atención. Aprovecha las oraciones iniciales para entrar en un estado de relajación y así poder vivir un momento de adoración profunda.
En tercer lugar debemos solicitar auxilio divino. Esto lo lograremos a través del Espíritu Santo que guíe tu Rosario. De este modo, con ayuda de la meditación podamos conocer a Jesucristo y las leyes de Dios.
Lo siguiente que debemos hacer es centrarnos en el misterio que estamos contemplando. Anuncia el misterio y luego centra tu atención en él. Guarda silencio y con los ojos cerrados visualiza el momento que señala el misterio.
Sin romper la contemplación, rezamos el padre nuestro y las diez avemarías. Con esto nos sumergiremos más en el misterio. Al punto de aferrarnos a la escena y enfocar en ella nuestra meditación.
Observemos las posturas. Durante la meditación del rosario es válido poner atención a cuales fueron las posturas de Jesús y María. Dependerá de cuál de los dos es para nosotros el más relevante. Continuaremos recitando las decenas concentrados en esa postura.
Asociemos lo que estamos contemplando con nuestras vidas. En este momento estamos dejando que el Espíritu Santo nos lleve. Que nos permita visualizar en nuestras mentes algún aspecto de nuestro día. Lo tomaremos y meditaremos en su semejanza con las posturas del Señor o de Virgen.
Finalmente, supliquemos a nuestro Señor Jesucristo y a nuestra Virgen Madre que interceda por nosotros. De esta forma, estamos implorando por auxilio. Para que nos ayude a superar las vicisitudes del mundo por medio del Espíritu Santo.