La novena a San Miguel Arcángel es vital si buscamos estar amparados de los vicios y el mal que nos acecha. Cada oración en ella es poderosa y de gran utilidad para desechar todos los pecados que satanás nos ofrece a diario.
De forma muy literal, la novena va unida íntimamente a la señal de la Santa Cruz como inicio. Del mismo modo, ir acompañada a un Acto de contrición para la invocación de la oración inicial. Conozcamos entonces, cómo está constituida la novena a San Miguel Arcángel para gozar de su protección.
Novena a San Miguel Arcángel. Edición por Creemos.net. Original por bialasiewicz. Envato.
¿Cuál es la estructura de la novena a San Miguel Arcángel?
Como mencionamos anteriormente, cuenta con una oración a San Miguel de inicio. Seguidamente, se efectúa la oración del día y una al final. A su vez, debe realizarse 9 Padrenuestros, un ave María y Gloria por cada petición que se eleve.
Dicho esto, estamos listos para adentrarnos en la novena a San Miguel Arcángel y ser partícipes de su gloria. Honrándolo y venerando como se merece el protector de la iglesia de Dios.
Oración inicial
Excelentísimo San Miguel Arcángel acudimos a ti, para solicitar la gracia y misericordia concebidas por Dios.
Te suplicamos por nuestro resguardo. Líbranos de todo mal y tiniebla que nos acecha.
Ruega por nosotros a María madre de Dios y madre nuestra, para que nos muestre a Jesús nuestro señor. Amén.
Oración final
Excelso y amado San Miguel protector de la santa madre iglesia católica y de tus fieles.
Te imploramos, nos protejas en nuestra vida diaria y laboral, para que así logremos alcanzar las metas propuestas. Amén.
Primer día
Amado San Miguel Arcángel guía protector nuestro ante Dios, guerrero de los flagelos de satanás.
Venimos ante ti, para solicitar que nos libres de las tentaciones del maligno. Tú que eres bondad, luz, justicia y paz tienes el poder para desterrar todo el mal del mundo.
En ti colocamos nuestras súplicas esperando que vengas pronto a socorrernos. Amén.
Segundo día
Príncipe San Miguel, guía de los arcanos mayores en el cielo. Ven a nosotros, gran príncipe y danos tu protección.
Líbranos de los peligros que nos acechan en nuestra vida diaria. A ti acudimos en gloria y honra por siempre. Amén.
Tercer día
Bendito San Miguel Arcángel en ti recae la protección del reino de Dios.
Ven, sana y protege nuestras almas y corazones y dales solución de nuestras dificultades. No nos desampares y escucha nuestras súplicas. Amén.
Cuarto día
Magnifico San Miguel Arcángel, imploramos tu confianza y gran amor misericordioso porque grande son tus dones.
Por tu gran victoria, ayúdanos a vencer la maldad y el odio. La deslealtad y nuestros bajos sentimientos que destruyen nuestras almas constantemente. Amén.
Quinto día
Señor San Miguel Arcángel ayúdanos a combatir los bajos instintos de satanás.
Danos las fuerzas para afrontar los designios de Dios y así, poder salir victoriosos de las tribulaciones.
Tú eres la máxima felicidad en el cielo y en la tierra. Amén.
Sexto día
¡Oh! San Miguel Arcángel, en asuntos de dominaciones eres facilitador.
Controla las bajas pasiones que invaden mi alma y corazón.
San Miguel haz que por tu gracia se cumpla la voluntad de Dios en nuestras vidas. Amén.
Séptimo día
San Miguel Arcángel grande y bondadoso, intercede por mí ante Dios para que me sea otorgado el perdón de mis pecados.
Líbranos de todos nuestros enemigos y el mal que quiera corrompernos. Para mantenernos en pie y glorificarte con amor y felicidad.
Viviendo en plenitud los dones de la virtud que nuestro Padre celestial ha dispuesto para mí a través de ti. Amén.
Octavo día
¡Oh! gran protector al servicio de Dios Padre Todopoderoso. Desde tu sabiduría, te imploro nos llenes de claridad ante cualquier decisión que debamos tomar.
Manifiéstate desde tu majestad y protege a todo aquel que lo necesite. Para que también puede disfrutar de las bendiciones que nos regalas. Amén.
Noveno día
Querido San Miguel Arcángel ama, bendice y protege a todos tus siervos en este último día de tu novena.
Tú que todo lo puedes en Dios, sana nuestros cuerpo, alma y todo cuanto sea necesario para seguir el camino de Dios. Amén.